The Missing comienza inmediatamente donde terminó The Undoing, con Grace llamando a hoteles en Cleveland para tratar de localizar a su esposo, quien supuestamente está en una conferencia de oncología pediátrica. No sabe la información de su reserva, ni qué vuelo tomó, ni cuándo se supone que debe estar en casa. Ella no sabe por qué dejó su teléfono celular. Y algo en la forma en que Henry dice que Jonathan se despidió de él antes de irse a la conferencia despierta su interés: ¿fue este un gesto de finalidad? Kidman hace un trabajo con matices muy impresionantes en esta escena, oscilando entre la ansiedad y la sospecha antes de finalmente desinflarse en la aceptación de que ella no sabe, y no puede saber, lo que estaba pensando su esposo. Hay mucho que Grace puede controlar aquí y también está claro que se está reprimiendo para no decirle a Henry todo lo que le preocupa. Sin embargo, su hijo ofrece varios justificativos para la desapación de su padre. Jonathan parece el tipo de marido que olvida, que transgrede, que comete un error y luego pide perdón. Es un patrón tan arraigado que su propio hijo está tratando de usar esta historia de, francamente, comportamiento sospechoso para consolar a la mujer que es la principal receptora de esta rareza. ¿Qué ha normalizado Jonathan en esta familia?
Cada nueva revelación que consigue Grace sobre Jonathan abre preguntas adicionales. Cuando el hombre que engañó a su esposo le dice a Grace durante la sesión de terapia que se sentía oprimido por sus buenos valores y que, en cambio, quería ser peligroso, eso parece despertar algo en ella: mirar detrás de la apariencia de su esposo, de su altruismo hipocrático. Lo que encuentra no es genial: Jonathan no ha trabajado en el Prince-NorburyMemorialHospital desde hace tres meses. Sus colegas no pueden hablar sobre los detalles de su despido, pero el detective Mendoza sí puede: Tres acciones disciplinarias anteriores lo llevaron a despedirlo después de un contacto inadecuado con parientes de un paciente. ¿Y esa madre? Elena Alves, por supuesto, cuyo hijo, Miguel, era tratado por Jonathan.
El detective Ramirez trata de acorralarla ¿No sabías esto? mientras pone a Grace al tanto de las mierdas oscuras y ocultas de su marido. Una vez que queda claro que Jonathan es el principal sospechoso, las cosas avanzan aún más rápido, tanto para Grace como para la policía. Su reunión con Sylvia, quien rompe la confidencialidad abogado-cliente para compartir que Jonathan la había contratado para representarlo en la audiencia disciplinaria con el hospital, y luego mintió y dijo que la investigación fue abandonada. La policía registra la casa de los Fraser y recoge su cepillo de pelo para pruebas de ADN, para cotejarlo con el de la escena del crimen e incluso hacer una prueba de paternidad al hijo de Elena.
Pero esa discusión final entre Jonathan y Grace es un gran ejemplo de lo que Grant y Kidman hacen bastante bien. El primero es un maestro del giro, de la modestia, de las disculpas realizadas. Él llama a Elena obsesionada, poseída y loca. Admite la aventura, pero dice que mintió para proteger a Grace. Él culpa a Elena por hacer que lo despidan, pero insiste en que es inocente de su asesinato. Sus explicaciones tartamudeantes y frenéticas son bien contrarrestadas por la fría rabia de Kidman y por la firmeza de ella en respuesta a sus mentiras. Ella está enojada, y con razón: Te di toda mi vida captura bastante bien cuán completamente su mundo ha sido destrozado por las aventuras de su esposo, ¿no? Pero la pregunta aquí es: Jonathan es un mujeriego, un manipulador, un mentiroso pero ¿Eso convierte a alguien en un asesino? “ Todo termina cuando Grace llama a la policía, para entregar a su esposo, aprovechando los minutos en los que Jonathan abraza a Henry.
Es poco probable que Jonathan sea el asesino de Elena, lo que nos mantiene pensando quién realmente la mató. Por lo demás, la serie se siente muy similar a otras del género, y la Grace de Kidman tiene muchos puntos en común con Celeste de Big Littles Lies, también interpretada por la actriz.