Recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias junto a John Williams, el popular compositor fue el encargado de las partituras de películas como Cinema Paradiso (1988), El Bueno, El Feo y el Malo (1966), La Misión (1986), Los Odiosos Ocho (2015) o el legendario silbido de Por un puñado de dólares (1964) por citar simplemente unos ejemplos entre una obra que comprende más de 500 bandas sonoras.
Entre sus reconocimientos, en 2006 Morricone recibió el Oscar honorífico que se le resistía en categorías estándar. Años después, componiendo la banda sonora de The Hateful Eight de Quentin Tarantino, por fin consiguió la estatuilla dorada en la gala del 2016. Su carrera no se podría entender si su vínculo con el director Sergio Leone y el género del spaghetti western, con obras en conjunto como Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo o Hasta que llegó su hora.
Decía Morricone, desmarcándose con modestia del valor añadido que suponía su música para la obra cinematográfica: “Mi trabajo es válido siempre que ayude a la propia película. Le diré una cosa: una película mala lo será independientemente de la banda sonora. Pero una música inspirada nunca podrá hacer buena a una película“.